A lo largo del año hemos ido poniendo de manifiesto la importancia de los hábitos de salud para tener una vida más activa, productiva y positivamente efectiva, en definitiva, para conseguir el tan apreciado bienestar.
Dentro de estos hábitos saludables se encuentran los tres grandes pilares: la actividad física, la alimentación y el descanso. No podemos entender ninguno de ellos por separado; uno complementa al otro.
En este artículo nos centraremos en la alimentación y, concretamente, en cómo hacer una buena comida para que la segunda parte de la jornada sea productiva, sobre todo para aquellas personas que tienen horario partido.
Es evidente que durante la segunda parte de la jornada no tenemos la frescura del inicio y, en cierto modo, es muy normal que nos sintamos más cansados/as, pero una comida adecuada nos puede ayudar a paliar estos síntomas de cansancio y tener una segunda parte más productiva y agradable en el trabajo.
Después de comer, el cuerpo realiza la digestión de forma automática. Para ello, concentra una buena cantidad de energía en el sistema digestivo, por lo que la saca del resto de funciones vitales. Si hemos hecho una comida muy pesada que requiera una digestión larga y costosa, el resto de las funciones se verán afectadas: nos costará concentrarnos, tendremos somnolencia y nos sentiremos más cansados/as de lo habitual.
Por otra parte, si no le damos al cuerpo la energía necesaria, tampoco nos sentiremos con fuerzas para sacar adelante la segunda parte de la jornada.
Por tanto, lo que necesitamos es encontrar el equilibrio.
Toda comida debe ser completa y equilibrada, que no significa copiosa. Para tener un buen equilibrio de nutrientes y obtener la energía que necesitamos debemos hacernos un plato donde haya hidratos de carbono (pasta, arroz, patata, boniato, legumbres, cereales –mejor siempre integrales– etc.), proteína, sea de origen animal o vegetal (carne, pescado, huevos, legumbres –que están a caballo entre los hidratos y la proteína –soja, etc.) y vegetales o verduras.
Cada vez más se está utilizando lo que se llama "el método del plato" que es muy gráfica y ayuda a mantener un buen equilibrio entre nutrientes y cantidades:
Debemos imaginarnos un plato y lo partimos por la mitad. Una de las mitades la llenamos de vegetales y/o verduras. La otra mitad la dividimos en dos mitades y una la llenamos con hidratos de carbono y la otra con la proteína. SE PUEDE DESCARGAR UN EJEMPLO GRÁFICO AL FINAL DEL ARTÍCULO.
Si nuestro trabajo es muy activo, podemos intercambiar la cantidad de hidratos por el de vegetales. De modo que quedará medio plato con los hidratos y una cuarta parte con vegetales y la otra cuarta parte con la proteína.
También es importante evitar las salsas muy cargadas o las formas de cocinar como las frituras, los estofados, etc. Todo lo que nos dificulte la digestión nos jugará en contra a la hora de tener una segunda parte de la jornada productiva y agradable.
Por tanto, apostamos por ensaladas crudas o bien, vegetales al vapor, a la plancha o a la brasa. También proteínas a la plancha, hidratos con pocas salsas, y un toque de aceite de oliva y especias.
Si nos preparamos nosotros la fiambrera, siempre será más fácil de controlar qué y cómo lo cocinamos. Si nos toca ir de menú o alguna comida de trabajo, siempre encontraremos opciones más ligeras que pueden ayudarnos.
¡Buen provecho!