En los últimos tiempos, la polémica sobre la continuidad del teletrabajo ha adquirido una polarización notable, especialmente entre las preferencias de algunas organizaciones y las de los/as trabajadores/as, que cada vez dan más valor a la conciliación laboral y a su tiempo personal.
Con el estallido de la Covid-19, muchas empresas cambiaron las oficinas por el trabajo remoto. Con el tiempo, hubo una vuelta progresiva a la presencialidad, pero muchos trabajos que no la requerían optaron por un modelo híbrido, que se ha estado implementando hasta ahora. Actualmente, se observa un movimiento hacia un retorno completo a las oficinas.
La productividad juega un papel crucial en este debate. Algunos estudios avalan la noción que trabajar desde casa puede incrementar la eficiencia laboral. No obstante, otras investigaciones concluyen que la productividad puede experimentar una disminución fuera del entorno convencional de la oficina.
El Informe Anual de Teletrabajo de 2023 de WorkMeter pone en manifiesto que, en días de teletrabajo, los/as trabajadores/as españoles/as mantienen un nivel de concentración del 71%, superando el 66% registrado en días presenciales. Esta diferencia aún es más notable en el caso de los/as directores/as, con un 83% y un 65% respectivamente.
Según un análisis hecho en 2023 de WFH Research (Estados Unidos), se vincula el teletrabajo con una disminución de la productividad que oscila entre un 10% y un 20% menos respecto con la variante presencial.
También en Estados Unidos, un nuevo informe de Bloomberg de 2023 concluye que “las empresas que permiten el trabajo remoto han experimentado un crecimiento de ingresos cuatro veces más rápido que aquellas que son más estrictas respecto a la asistencia a la oficina”.
Así pues, no solo las opiniones se encuentran polarizadas, sino que los estudios tampoco coinciden en los efectos del teletrabajo sobre la productividad.
Visto que los estudios sobre la productividad son contradictorios, la cuestión continúa siendo compleja, con factores variantes que influyen en la percepción del teletrabajo y que no se acaban de decantar hacia ningún lado de la balanza.
Será necesario más tiempo para poder comprobar cuál de las dos realidades es más acertada.