Si tengo poco tiempo, con que lo invierto: actividad física o alimentación saludable?

Girona, 26.06.2023, Anna Comet

No añadimos nada de nuevo si afirmamos que vivimos a un ritmo frenético. Ya sea por el trabajo, por las responsabilidades familiares, por las relaciones sociales – muy necesarias, por otro lado – o por los imprevistos que van surgiendo diariamente. El ritmo que llevamos hace que tengamos que establecer un orden de prioridades para poder llevar a cabo todo aquello que hay que hacer durante las 24 horas que tiene un día, sin olvidarnos que es muy importante dormir y tener un descanso de calidad.

 

Recibimos inputs a todas horas que debemos ser perfectos: impecables trabajadores/as; padres y madres afables; amigos y amigas divertidos/as y, no nos olvidemos de: descansar bien, ir limpios/as, bien arreglados/as y hacer buena cara siempre. Y, además, nos dicen que debemos practicar actividad física y alimentarnos de forma saludable. Todo ello, día tras día, se puede acabar haciendo una montaña.

 

Es cierto que los hábitos saludables deberían ser una prioridad para vivir con salud en el presente y, sobre todo, pensando en el futuro. Pero acabamos chocando con un muro, que a menudo nos parece infranqueable, que es el de “¿pero de dónde saco el tiempo?”
La teoría la sabemos y también sabemos que lo ideal sería practicar actividad física, como mínimo, tres o cuatro días a la semana y tener una alimentación totalmente saludable. Pero, tanto para una cosa como para otra, necesitamos tiempo y estamos de acuerdo en que esto, precisamente, es lo que nos falta.

 

Pues vamos a ver cómo podemos encontrar un equilibrio para no tener que pasar del 0 al 100 y, como mínimo, realizar unos pequeños cambios que nos supondrán poca inversión de tiempo, pero nos irán enfocando hacia una vida más saludable.

 

Un día, una persona nos preguntaba: "si tengo poco tiempo, ¿a qué es mejor que lo dedique, a realizar actividad física oa tener una alimentación saludable?" La respuesta es prácticamente imposible de responder porque una cosa sin la otra no tiene demasiado sentido, pero sí que queremos proponernos una serie de tips para ir introduciendo en la rutina, al ritmo que cada uno se marque, según el tiempo, las prioridades, los intereses y las responsabilidades personales:

 

  • Siempre que sea posible, camina en lugar de tomar un transporte: ya sea de casa al trabajo; para subir las escaleras de casa o del puesto de trabajo en lugar del ascensor; dejar uno de los tramos de transporte público y realizarlo a pie; aparcar en un aparcamiento un poco más lejano y aproximarse...
  • Sigue las pautas que publicamos en este artículo para ir moviendote durante la jornada laboral.
  • En los ratos libres juega, correr, salta con sus hijos; haz taread de casa o de jardinería; sale a andar; queda con amigos/as para salir a pasear y charlar en lugar de sentarse a tomar una cerveza o un café; sale a bailar...
  • Busca clases dirigidas en el “YouTube”, hay de toda clase, busca una que te divierta – no hace falta que sean muy largas, las hay cortas que siempre serán mucho mejor que nada, quizás levantándote 15 minutos antes dos o tres días a la semana haces suficiente.
  • Cambia los snacks de media mañana o de media tarde por fruta, frutos secos crudos y sin salar, yogures sin azúcar.
  • Combina el embutido de los bocadillos con hummus, huevo duro, atún o sardinas en lata y aceite de oliva, aguacate, patés vegetales de buena calidad.
  • Cambia los platos precocinados por legumbres de bote con algún vegetal fácil y rápido de limpiar y cortar y semillas trituradas (pipas, chía, lino, sésamo).
  • No abuses del pan blanco, se puede sustituir por pan integral.
  • Cambia la pasta y el arroz refinados por pasta y arroz integrales.
  • Cambia la forma de cocinar: deja de lado los enlucidos y los platos demasiado aceitosos; se tarda lo mismo cocinando a la plancha, al horno, al vapor o al microondas.
  • Cambia las salsas por aceite de oliva virgen, vinagre de manzana – o algún otro tipo de vinagre que no lleve azúcares añadidos – pimienta y, para darle más sabor, puedes probar con hierbas aromáticas o, incluso, limón y su piel bien limpia y rayada. Tratamos de ir reduciendo la cantidad de sal.
  • Restringe el alcohol a los fines de semanas o por ocasiones especiales.
  • El café es un buen compañero – siempre que no nos pasemos de tres o cuatro al día – los mal aliados son el azúcar o la cantidad de leche que le ponemos. Si podemos reducir estos dos alimentos mejor.
  • Sustituye los refrescos azucarados – el 0% o light tampoco valen – por agua, agua con gas, agua con fruta, kombucha.
  • Incorpora productos fermentados en tu dieta: bebida de Kombutxa de calidad, yogures y kéfirs, queso fresco, etc.

 

No nos ponemos nerviosos/as, no hace falta que cojamos esta lista y nos suponga una nueva carga. Podemos empezar por algunas de las opciones y, una vez las tengamos integradas y ya no nos supongan una carga, vamos añadiendo nuevas. Quizás algunas no nos encajarán o no nos harán sentir cómodas, probamos otras. Lo importante es que, poco a poco, vayamos haciendo pequeños cambios que no nos supongan un gran esfuerzo, pero que nos irán ofreciendo pequeñas porciones de salud.